MI PADRE EN UCI (Unidad de Cuidados Intensivos)

         Yo quería que mi mensaje sea leído por todos los hijos de este mundo. Aunque no concatenar bien mis ideas, escribo en desacuerdo con la gramática, me refiero a lo que sentí cuando vi a mi padre en la UCI.
           Estuvimos allí en la sala de espera del hospital Felicio Rocho, en Belo Horizonte, me mi hermano y mi hermana. Durante los seis horas que mi padre estaba en la mesa de operaciones. Después de algún momento del procedimiento, la práctica nos enseña que llegamos al médico hay esperanza de alguna solución al problema. Y hablamos, ansioso, pero con tal fe y confianza en esta teoría. Cuando me fui para el almuerzo, mi hermana me llamó diciendo que debía ir rápido porque algo nuevo sucedió. Llegué allí, me enteré de que el doctor había completado el procedimiento de optar por la vida de mi padre, porque él podía morir allí mismo, si continuaba.

             Fue horrible. Después de dos horas, alrededor de las 16:00, se despertó y pudo verlo. Él allí, acostado, rodeado de cables y dispositivos electrónicos. En ese momento, en lugar de pedir a Dios cuánto tiempo tendría que dar o pedir más tiempo de vida para él, yo sólo di las gracias por el tiempo que podía estar con nosotros. Y al mismo tiempo, pidió perdón por no haber estado tan presente cuando más lo necesitaba. Por mucho que le dio las gracias antes de la cirugía por el apoyo que le hemos dado a los niños en esos años cuando llegó a la vejez, con el pago de los planes de salud y compra de medicamentos, dejándola libre debido a que comprar lo quiere dentro de sus límites, sé que no hice nada antes de que él ha hecho por mí. Para nosotros ... Lo miré y sólo recuerdo las cosas buenas que hizo, mientras que yo no lo hice por él. ¿Cuántas veces se cansan de la obra, nervioso, inquieto y no lo entiendo? ¿Cuántas veces le he abrazado, besado, no? ¿Cuántas veces te he dicho con dureza cuando él quería corregir su camino? ¿Cuántas veces lloraba por mí cuando yo estaba pasando por un problema y no me di cuenta de que el tiempo de gracias? ¿Cuántas veces cogí una guitarra y no jugué la música que le gusta escuchar? ¿Con qué frecuencia me necesitaba y yo no podía responder? Dios mío, me llenó de preguntas y me puso en su lugar allí y imaginando mis dos hijas en mi misma situación.
            Hoy en día es dado de alta del hospital, y le doy gracias a Dios por su declaración. Doy gracias a Dios por haber entendido que no le pregunté por su mejora, pero él sabía que yo quería darle las gracias, además.
            Mi padre, de 78 años, quiero que aprenda a vivir cada momento de mi existencia, en su puesto de trabajo. Hágale saber donde puso un pie dos pondré lo que no se caiga. Yo quiero que sepa lo mucho que estoy agradecido por mi educación, mi trabajo, mis logros. Quiero ser el mejor hijo del mundo, y gracias a Dios por la oportunidad de pensar por lo menos tan.